miércoles, 10 de febrero de 2010

La madera certificada

Preguntan: ¿Van a usar vigas de madera para los techos? ¿No sería participar en la deforestación? ¿Usted sabe que instituciones como FOGUAVI prohíben el uso de madera en la construcción de viviendas por esa razón?
¡Claro que lo sabemos!

¿Pero sabían eso? Los datos indican que sólo el 28% de la superficie del planeta está cubierta de bosques. De este porcentaje, dos tercios sufren los rigores del aprovechamiento comercial que se hace de su madera. Bajo estos parámetros, las cifras alertan de que se pierden alrededor de 14 millones de hectáreas de zonas boscosas al año, una superficie equivalente a dos veces Guatemala!!! A todo ello contribuyen prácticas como la explotación abusiva, la tala ilegal, o la pérdida de la biodiversidad de las zonas verdes.

Me van a decir que la madera es un bien renovable. Sin embargo, el ritmo de destrucción de bosques impuesto por el desarrollo consumista ha provocado la desaparición de gran parte de ellos. Bajo estas perspectivas, parece evidente que una medida como la certificación de la madera, basada en criterios de sostenibilidad económicos y ambientales, ayudará a todos los sectores implicados en la explotación de los bosques a mantener sus negocios y a mejorar tanto su imagen como la salud de los bosques explotados.

Las bondades de este sistema de certificación son palpables, a ojos de las asociaciones conservacionistas. De hecho, desde el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, siglas derivadas de su traducción inglesa) enumeran una serie de ventajas que devienen de la extensión de esta iniciativa a los bosques del planeta. Algunas de ellas son las siguientes:

• El consumidor conoce el origen de la madera que adquiere y las buenas prácticas que han acompañado a su proceso de gestión.

• Se prima una actividad forestal que premia la conservación del medio ambiente y lo social.

• Se fomenta la proliferación de la biodiversidad y la conservación de recursos como el agua o el suelo, entre otros.

• Garantiza los derechos de las comunidades indígenas y de los pequeños propietarios de bosques.


• Permite, gracias a sus auditorías continuas, la transparencia en la gestión del bosque y en su explotación comercial.

• La madera certificada permite una gestión forestal responsable.

• Genera ventajas competitivas, al constituirse dicha madera en un valor añadido.

• Facilita el acceso de los productores a nuevos mercados.

• Permite más ganancias y mejores precios a los productores.

• Contribuye a que disminuyan los accidentes de trabajo, ya que la certificación llega acompañada de un decálogo de medidas contra la explotación abusiva.


• Se elimina la sustitución de bosques naturales y el uso de productos químicos.

• Se elabora un censo con los bosques existentes y su riqueza.

Ya me imagino la otra duda, mejor dicho, la pregunta del millón: ¿es más cara la madera certificada que la madera común? ¡Siiiiiii! 10%... Les dejo considerar esos 10% en función de todos los demás costos y ahorros (por sistemas ecológicos) en su construcción. Vale la pena, ¿que les parece?

(Muchas gracias a Consumer Eroski por la información: http://www.consumer.es/)


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